TALLER DE FILOSOFIA ARISTOTELES

 ARISTOTELES

Introducción: textos del autor

Aristóteles ha legado uno de los sistemas filosóficos más profundos y completos de la filosofía antigua. Su pensamiento se extendió a todas las ramas del conocimiento:

lógica, física, biología, psicología, metafísica, ética, política, sociología y estética.

Aunque comenzó siendo discípulo de Platón, muy pronto rompió con él y construyó su propio sistema, que tuvo una enorme influencia en la filosofía posterior, tanto en la del mundo árabe como en la del mundo cristiano: 

En este sentido, a partir del siglo XIII, gracias a la obra de Tomás de Aquino, dominó el pensamiento occidental, tanto el filosófico como el científico, hasta que en el siglo XVII, Galileo, por una parte, y Descartes, por otra, elaboraron una nueva ciencia (la física moderna) y una nueva filosofía (el Racionalismo)

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Al igual que Platón, Aristóteles representa uno de los pilares de la filosofía occidental. Los textos que estudiaremos con mayor profundidad son los siguientes:

Ética a Nicómaco, libros I, II, IV, VI y X; Política, libros I —capítulos 1 y 2—, libro III —capítulos 7 a 9— y libro IV —capítulo 11. 

Ética a Nicómaco. Es la principal obra ética de Aristóteles. Escrita en plena madurez, la obra trata de determinar cómo debe comportarse el ser humano.

Aristóteles parte de que los seres humanos tienden, por naturaleza, a la felicidad.

Sin embargo, la felicidad puede ser entendida de mucho modos. Así, para unos consiste en esculpir, para otros en amasar riquezas, etc.

Para Aristóteles, la auténtica felicidad del ser humano dependerá del ejercicio correcto de la actividad propiamente humana.

 Ahora bien, las actividades humanas son muchas, pero mientras algunas son comunes al ser humano y los animales, como comer o andar, otras son propias y exclusivas de los humanos, como estudiar.

Pero, entre las actividades propiamente humanas destacan las racionales. Luego la felicidad consistirá en el ejercicio correcto de las actividades racionales.

 El ejercicio correcto de una actividad guarda una estrecha relación con la virtud pero, ¿en qué consiste la virtud? Según Aristóteles, la virtud reside «en un término medio entre dos extremos, determinado tal y como lo determinaría un ser humano prudente».

 A este propósito, distingue dos clases de virtudes: las éticas o morales y las dianoéticas o intelectuales.

  • Virtudes éticas o morales. Son el valor, la templanza, la justicia, la amistad, etcétera. 
  • Virtudes dianoéticas o intelectuales. Son la ciencia, el arte, la prudencia, la sabiduría, etcétera. 

En consecuencia, dado que las virtudes dianoéticas son las más propiamente humanas, la auténtica felicidad humana —el bien supremo del ser humano— dependerá del uso correcto de la virtud suprema. Ahora bien, ¿cuál es esa virtud suprema? La sabiduría. ¿Y en qué consiste su uso correcto? 

Para Aristóteles, la sabiduría consiste en contemplación. Luego la auténtica felicidad del ser humano consistirá en la contemplación, pero ¿contemplación de qué? Pues la contemplación de la belleza y el orden del cosmos. 

Política.

La ética de Aristóteles se completa con su Política. Según él, el ser humano únicamente puede alcanzar su perfección, es decir, su felicidad, en la sociedad.

En este sentido, Aristóteles nos indica que el ser humano es un animal político por naturaleza, o sea, que por naturaleza tiene que vivir en la polis o ciudad. 

Además, Aristóteles también manifiesta la superioridad —y la anterioridad— de la polis sobre la aldea, la familia y el individuo, como el todo lo es a la parte. 

Tras sentar estas bases, Aristóteles investiga el concepto de ciudadano y sus virtudes, así como las diferentes instituciones, los distintos regímenes políticos —de los cuales unos son justos y otros injustos— y las diferentes constituciones.

 La obra de Aristóteles: su transmisión

Aristóteles escribió más de mil tratados, pero una gran parte se perdió ya en la Antigüedad. Su obra estaba constituida por dos grupos de escritos:

los compuestos durante su estancia en la Academia platónica y los apuntes que utilizaba en sus clases.

 Los primeros fueron publicados por el propio Aristóteles y estaban destinados al público, mientras que los segundos estaban dirigidos exclusivamente a sus discípulos.

Así los destinados al público no han llegado hasta nosotros, mientras que sus notas sí.

Si bien es probable que los propios discípulos de Aristóteles trataran de recoger las obras legadas por el maestro, la primera gran recopilación tuvo lugar en el siglo I a.C. 

Andrónico de Rodas, unos tres siglos después de la muerte de su autor, se encargó desistematizar el legado aristotélico de acuerdo con un plan didáctico, es decir, ateniéndose al orden en que debían impartirse las enseñanzas contenidas en él:  

  • primer lugar, las ciencias teóricas —física y metafísica. 
  • segundo, las ciencias prácticas, o sea, los estudios relativos al comportamiento humano —ética y política. 
  • tercero, la actividad productiva —arte y técnica.
  • cuarto lugar, como propedéutica a todas las ciencias, la lógica. 

En consecuencia, el legado aristotélico comprende cinco tipos de obras, a saber, los Tratados de lógica o el Organón, los Tratados de física, los Escritos de metafísica, los Obras de ética, política y técnica y, finalmente, las Obras de estética, historia y literatura.

La obra de Aristóteles: su transmisión

Sin embargo, cabe señalar que Andrónico de Rodas prescindió del orden en que fueron escritas, además de poner títulos que no figuraban en los originales.

Así mismo, con frecuencia se aceptaron como aristotélicos originales, correcciones y comentarios añadidos por sus discípulos.

Biografía de Aristóteles

 Aristóteles (384-322 a. C.) nació en Estagira, ciudad de Tracia, en donde su padre era médico del rey. Siendo muy joven, quedó huérfano y su tutor le envió a Atenas para completar su educación.

Allí entró en contacto con Platón, en cuya Academia permaneció unos veinte años. 

Tras la muerte de Platón, en el año 348 a. C., abandonó Atenas y viajó por diferentes lugares de Grecia y el Egeo, hasta que en 342 a. C., Filipo II le encomendó la educación de su hijo Alejandro, el futuro Alejandro Magno. 

Cuando en 336 a. C. Alejandro se convirtió en rey, Aristóteles volvió a Atenas, donde fundó el Liceo, centro en el que impartió sus enseñanzas casi hasta su muerte. 

Solía dar sus clases mientras paseaba con sus discípulos, por lo que los miembros de su centro recibieron el nombre de «peripatéticos» («paseantes»). 

En 323 a. C. murió Alejandro. Tras su muerte, los partidarios de la polis ateniense promovieron una fuerte reacción contra todos cuantos habían colaborado con el régimen macedonio. 

En estas circunstancias, Aristóteles fue acusado de impiedad, y decidió huir «para evitar que los atenienses atentaran por segunda vez contra la filosofía». Se refugió en Calcis, la ciudad de su madre, donde murió al año siguiente.

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