DESARROLLO DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA

DESARROLLO DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA

En el desarrollo de la Revolución Francesa es posible distinguir diferentes etapas, de acuerdo a los cambios políticos que se produjeron y a los grupos que tenían el control del poder. 

 

Durante los primeros años (1789-1792) se mantuvo la monarquía con Luis XVI en el poder, y las reformas tendieron, en lo político, a la instauración de una monarquía constitucional.

Tras la prisión del rey se suspendió la monarquía y, después de su muerte, se estableció una república. 

En una primera etapa se instauró una república democrática (1792), pero en la práctica, debido en gran parte a la guerra con el exterior, el poder político quedó en pocas manos y en este régimen de excepción tuvo lugar la llamada época del Terror (1793-1794). 

 

En una segunda etapa, se estableció una república burguesa (1795-1799), denominada así porque la burguesía más conservadora retomó el poder.

 

De los Estados Generales hacia la monarquía constitucional 

 

En medio de una gran expectación, el 5 de mayo de 1789 se reunieron en Versalles los Estados Generales, presididos por Luis XVI. La costumbre era que cada estado deliberara por separado y, al momento de decidir, cada estado emitiera un solo voto. 

Desde el comienzo los diputados del tercer estado solicitaron que las discusiones fueran en conjunto y que el voto fuera por persona y no por estado. El fundamento de esta petición tenía dos aspectos:

 

  • El voto por estado dejaba siempre a los estados privilegiados, clero y nobleza, con una ventaja de dos votos contra uno frente al tercer estado. 
  • Se quería romper con el esquema de la sociedad estamental e imponer la idea de la soberanía nacional, es decir, que el conjunto de diputados representaba a la nación francesa. 

 

Después de más de un mes sin lograr su objetivo, los miembros del tercer estado decidieron retirarse y formar una nueva asamblea para deliberar sobre los asuntos financieros. 

 

Como el monarca presionaba para clausurarla, se reunieron en una Sala de Juego de la Pelota y allí juraron no separarse hasta dar una Constitución a Francia. 

 

El rey terminó por aceptar la situación y de este modo se conformó la Asamblea Nacional Constituyente.

La nobleza y el rey se unieron para sofocar cualquier intento revolucionario y desplazaron hacia París veinte mil soldados listos para impedir una insurrección popular. 

La Asamblea Nacional Constituyente

Pero los miembros de la Asamblea Nacional estaban alertas y emitieron una alarma, que movilizó a los sectores populares –los denominados sans-culottes o “sin calzones”, prenda característica de la nobleza–. Se formaron milicias urbanas, que se lanzaron a buscar armas de fuego. 

 

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El 14 de julio de 1789, una multitud invadió la Bastilla, la prisión del Estado, y el hospital militar de los Inválidos, donde obtuvo armas y pólvora. 

 

La caída de la Bastilla colocó al monarca en una crítica disyuntiva: aceptar el nuevo poder popular o sofocar la rebelión con el ejército, a costa de miles de muertos. Además, esta situación estimuló alzamientos similares en otras ciudades francesas. 

 

El 15 de julio, el rey se presentó ante la Asamblea Nacional y anunció el retiro de las tropas. De este modo, la victoria del pueblo de París se había consumado.

La rebelión popular no se limitó a la ciudad de París, sino que se extendió incluso hacia las zonas rurales. 

Los campesinos asaltaron las residencias de los nobles para destruir los símbolos de su poder y, sobre todo, los documentos que establecían los derechos feudales.

Aterrorizados, muchos nobles comenzaron a emigrar, buscando refugio en los reinos vecinos.

 

Taller  desarrollo de la revolución francesa

 

 La Asamblea Nacional comenzó entonces su actuación, decretando una serie de medidas:

  • Abolición del régimen feudal: el 4 de agosto de 1789 la Asamblea decretó la abolición de los derechos feudales y del diezmo.
  • Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano: el 26 de agosto de 1789 se aprobó este documento que enunciaba los principios del nuevo régimen y, con un afán de universalidad, proclamaba cuatro derechos fundamentales de los hombres: la libertad individual, la igualdad ante la ley, la soberanía nacional y el derecho a la propiedad privada.
  • Constitución Civil del Clero: en 1790 se promulgó este documento, según el cual el clero quedaba bajo la dependencia del Estado y los cargos eclesiásticos serían elegidos por los ciudadanos.
  • Constitución de 1791: la Asamblea cumplió su objetivo inicial al aprobarse la primera Constitución para Francia. En ella se establecía una monarquía constitucional y se incorporaban los principios basados en las ideas ilustradas que habían dado vida a la revolución.

 

 

El 26 de agosto de 1789, la Asamblea Nacional aprobó la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, que puso fin al absolutismo e inauguró un nuevo orden social. La Declaración consta de 17 artículos.

 

En ellos se establece que existen derechos irrenunciables de las personas: la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión. En su primer artículo, sanciona que “los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos”. 

Este era, probablemente, el postulado más revolucionario, porque ponía fin a los privilegios de clase y a las desigualdades fundadas en el nacimiento.

La Declaración reconocía, además, la libertad de pensamiento, de opinión y de expresión.

 

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Durante estos años, la actuación de Luis XVI había sido poco clara; solía oponerse a las reformas pero sin la suficiente fuerza, para terminar apoyándolas, aunque sin convicción. 

 

Desde fines de 1790 empezó a considerar la posibilidad de escapar de Francia, con el apoyo de algunos nobles exiliados en Inglaterra.

En junio de 1791 la familia real intentó huir a Austria, pero fue descubierta cerca de la frontera y llevada de vuelta a París. 

 

Se mantuvo la monarquía, pero el rey debió jurar la Constitución. La concordia entre la Asamblea y la Corona duró poco, puesto que en 1792 Austria y Prusia declararon la guerra a Francia, con el fin de restaurar la monarquía absoluta. 

Las primeras derrotas francesas provocaron la reacción del pueblo, quien tomó por asalto Las Tullerías y el rey, junto a su familia, fue tomado prisionero y suspendido de sus funciones. La monarquía llegaba a su fin.

 

La instauración de la República y el Terror en la revolución francesa(1792 – 1795)

 

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El inicio de la guerra despertó en los franceses un fuerte sentimiento nacional. Se organizó un ejército que partió a la lucha bajo los símbolos de la nueva bandera y el himno de la Marsellesa. 

 

La guerra hacía peligrar la revolución, pues un sector de los franceses se oponía a ella y además existía la posibilidad de ser derrotados por los ejércitos extranjeros. Estas amenazas aceleraron el proceso revolucionario. 

 

Con el rey fuera del gobierno, se decidió que una nueva asamblea gobernaría el país, la Convención Nacional, cuyos miembros fueron elegidos por medio del sufragio masculino (derecho a voto extendido a todos los varones mayores de cierta edad, en este caso, mayores de 25 años con una renta mínima determinada).

 

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A medida que el movimiento revolucionario se hizo más radical, los grupos burgueses que lideraban la Asamblea Nacional se dividieron entre girondinos y jacobinos. 

 

Estas dos facciones o clubes tenían ideas diferentes acerca de la orientación que debía tener el proceso revolucionario, cuya disputa imprimió una evolución contradictoria al proceso revolucionario. 

 

El club de la Gironda –llamado así porque provenían del departamento del mismo nombre, en Bordeaux– defendía la obediencia a la ley y rechazaba las acciones violentas y radicales. Representaba a la alta burguesía comercial e industrial que defendía el derecho de propiedad y el liberalismo económico.

 Los miembros de este club –los girondinos– eran antidemocráticos y consideraban que solo los de su clase podían gobernar. 

 

El club opuesto –llamado club la Montaña, porque sus diputados se sentaban en la parte más alta del recinto de la Asamblea, o también –“de los jacobinos”– representaba a los burgueses medios y a las clases populares. Exigía medidas extraordinarias y anteponían el interés público al interés privado

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La Convención Nacional proclamó la República, la cual sería legalmente establecida en la Constitución de 1793. En enero del mismo año, tras ser declarado culpable de traición a la patria, Luis XVI moría en la guillotina.

La muerte de Luis XVI causó estupor en Europa y algunos reinos como Gran Bretaña, España y Holanda se unieron a Austria para luchar contra Francia.

 

 A esta amenaza se sumó la sublevación de la provincia francesa de la Vendée que se rebeló contra la revolución. Ante tal peligro, las ideas jacobinas fueron ganando más adeptos.

 En abril se formó el Comité de Salvación Pública, un poder ejecutivo formado por doce personas que se hizo cargo del gobierno. 

 

Entre sus miembros destacó el jacobino Maximiliano Robespierre, quien luego de un golpe de Estado, pasó a presidir el Comité. 

 

Suspendió la Constitución e instauró El Terror, un régimen en que se perseguía a todos los sospechosos de ser enemigos de la revolución y se les condenaba a muerte. 

 

Se apoyaba para ello en la “Ley de los Sospechosos”, que permitía hacer procesos sumarios para reprimir a los presuntos enemigos de la revolución.

 

El Terror fue un período de gran violencia, en el que miles de franceses fueron guillotinados, incluso aquellos que habían sido partidarios de la revolución pero manifestaban algún tipo de desacuerdo con las medidas tomadas. La situación se hizo más extrema en 1794, en el llamado período del Gran Terror. 

 

A modo de ejemplo, en solo siete semanas fueron ejecutadas 1.300 personas en París. En julio del mismo año fue el turno de Robespierre, después de ser apresado por sus adversarios. 

A pesar de la extrema violencia de este período hubo por parte de los gobernantes un gran interés por favorecer a las clases populares. Algunas de las principales medidas que se tomaron fueron las siguientes:

  • Se dictó una ley que fijaba el precio máximo de los artículos de primera necesidad y que reglamentaba los salarios.
  • Se estableció que la enseñanza primaria sería obligatoria y gratuita.
  • Se prohibió la mendicidad y se generaron mecanismos para la atención de los enfermos y de los niños y ancianos desvalidos.
  • Se puso en venta parte de las tierras expropiadas a los nobles, dividiéndolas en pequeños lotes para que pudieran ser adquiridos por personas con menores ingresos.

El Directorio y el fin de la revolución francesa

 

El gobierno jacobino logró algunos éxitos económicos. Sin embargo, debido al grado de violencia ejercido desde el poder, pronto Robespierre se volvió impopular. 

 

Cuando la situación militar comenzó a revertirse, porque los ejércitos franceses obtuvieron varias victorias decisivas, un motín de los sans-culottes lo derrocó.

 

Él también fue ejecutado en la guillotina. Tras la caída de Robespierre, los sectores burgueses más moderados controlaron el gobierno. En 1795, se formó un nuevo gobierno: el Directorio, formado por cinco miembros. 

 

Debido al estado de excepción que imponía la guerra, todos los avances democráticos establecidos con la República quedaron sin efecto.

 

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En 1799, el general Napoleón Bonaparte, jefe victorioso de la campaña militar en Egipto, encabezó un golpe de Estado e instauró el Consulado. 

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En diciembre de ese año, Napoleón anunció a los franceses: “Ciudadanos, la Revolución ha conseguido los principios que presidieron sus comienzos. La Revolución ha terminado”.

De este modo, se cerró el proceso revolucionario que había puesto fin al absolutismo en Francia.

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