EL SISTEMA MUSCULAR
Para que logres mover tu cuerpo no basta solo la acción del sistema esquelético, también se necesita el sistema muscular, esto quiere decir, que para poder realizar cualquier movimiento, necesitamos que nuestros huesos trabajen en conjunto con los músculos y los tendones.
Los músculos son órganos blandos y elásticos, es decir, se contraen y se relajan sin romperse para generar distintos movimientos.
Son los verdaderos motores del cuerpo. Muchos están unidos a los huesos, pero también hay órganos que poseen músculo en su estructura, como el corazón, el estómago y los intestinos.
Tenemos alrededor de 650 músculos repartidos por todo el cuerpo. Para que los músculos funcionen correctamente debemos alimentarnos muy bien, sobre todo con alimentos ricos en proteínas como por ejemplo: carnes, queso, legumbres y huevos.
Los tendones son una parte de los músculos que permiten que estos se unan a los huesos.
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El tejido muscular funciona de manera coordinada con los huesos y las articulaciones. Para que el cuerpo pueda realizar diversos movimientos, el tejido muscular se especializa en realizar la contracción y relajación de los músculos.
Además se caracteriza básicamente porque presenta las siguientes propiedades:
- Contraerse: contrae sus fibras para producir fuerza.
- Extenderse: puede relajarse según la necesidad.
- Ser elástico: puede volver a su forma original o de inicio luego de contraerse o extenderse
Gracias a sus características, el tejido muscular desempeña las siguientes funciones:
- Interviene en procesos corporales como la generación de calor.
- Permite realizar movimientos voluntarios como caminar, mover los brazos, sentarse, comer, entre otros, y movimientos involuntarios como los latidos del corazón, contracción de los bronquios en los pulmones y parpadear, entre muchos más.
- Permite el equilibrio y la postura del esqueleto. Protege y sostiene los órganos internos
Clases de músculos según su forma
Fusiformes: son los músculos alargados en los que la parte central es más ancha que los extremos en donde se encuentran los tendones. Por ejemplo el bíceps, el tríceps, los cuádriceps.
Planos y anchos: son los músculos donde predominan ambas dimensiones, como el músculo frontal y el abdomen.
Cortos: se ubican sobre huesos cortos y generan movimientos potentes, como los de la palma de la mano, las plantas de los pies, la mandíbula, etc.
Circulares: son los músculos que tienen forma de anillo, sirven para cerrar conductos y se encuentran en el ano y la vejiga, reciben el nombre de esfínteres.
Orbiculares: en forma de ojal, como los de los párpados y los labios.
Clases de músculos según la organización de sus fibras
Músculos estriados o esqueléticos: son de color rojo y de contracción rápida y voluntaria. Son los músculos más fuertes pero sensibles a la fatiga. Se insertan en los huesos del esqueleto y son los responsables de su movimiento.
Músculos lisos: son de color blanco y presentan una contracción lenta, sostenida e involuntaria. Forman las paredes internas de las vísceras y de los vasos sanguíneos.
La constricción de las arterias para elevar la presión arterial o los movimientos peristálticos que mueven el alimento a lo largo del tracto digestivo, son ejemplos de movimientos que realizan este tipo de músculos.
Músculo cardiaco: se encuentra en el corazón y muestra un patrón estriado similar al del músculo esquelético. Se activa de manera espontánea, iniciando sus propias contracciones, unas 75 veces por minuto, aunque la frecuencia de las mismas puede modificarse por vía nerviosa u hormonal.
Es un músculo muy potente que late sin parar durante toda la vida.