LA EXPANSIÓN EUROPEA DE ULTRAMAR
El comienzo de la expansión europea de ultramar
En los siglos XV y XVI se llevó a cabo una de las empresas europeas de mayor trascendencia en la historia: los viajes marítimos de exploración.
Iniciados en las costas atlánticas, permitieron que los europeos accedieran a mares, tierras y pueblos que desconocían.
A medida que los viajes se sucedían, iban ampliando su mundo conocido hasta límites insospechados y aumentando la posibilidad de intervención en él.
El proceso de expansión europea provocó cambios que afectaron a los mismos europeos y a los habitantes de los territorios que quedaron bajo su influencia.
La expansión europea de ultramar, como todo proceso, tuvo una serie de antecedentes que la explican, entre los cuales se cuenta la realización de los viajes marítimos de exploración.
Por ello es importante reconocer las motivaciones que impulsaron estos viajes. Aunque se les denomine “viajes de exploración”, no hay que pensar que tenían un interés científico o que eran expediciones organizadas con el fin de aumentar el conocimiento geográfico.
El motivo principal de la exploración era la búsqueda de nuevas rutas comerciales que permitieran a los europeos acceder a lugares de Asia y África, desde donde provenían productos que eran muy apreciados por ellos.
Estos productos eran, principalmente, los metales preciosos y las especias. En una época en que el comercio y la circulación monetaria tenían una importancia creciente, era fundamental contar con oro y plata como medios de pago.
El oro escaseaba en Europa y la producción de plata, si bien aumentaba con la explotación de las minas de Europa central, no era del todo suficiente.
En el caso de las especias, ya sabes que se trataba de un producto de alto valor comercial y muy demandado por los europeos.
La mirada se dirigía hacia las Indias, territorios de donde procedían las especias y que en la obra de Marco Polo eran destacados por su abundancia de oro y piedras preciosas.
Otra región que despertaba el interés europeo era África, ya que entre los productos que los comerciantes árabes llevaban desde el interior del continente hacia las costas del mar Mediterráneo se encontraba el polvo de oro en grandes cantidades.
Desde el siglo XV hasta el siglo XVIII se acentuaron los viajes comerciales y de exploración, proceso que se conoce como la expansión europea.
Causas de la expansión europea de ultramar
La expansión ultramarina de Europa fue impulsada por:
Factores económicos de la expansión europea de ultramar
Factores políticos de la expansión europea de ultramar
Las nacientes monarquías europeas estimularon los viajes de descubrimiento porque buscaban consolidar su poder mediante la conquista de nuevos territorios y la acumulación de metales preciosos para los fondos de los recientes Estados.
Factores culturales.
Entre las motivaciones ideológicas de las exploraciones europeas destacan el deseo de evangelizar el catolicismo a otros pueblos, sobre todo para contrarrestar el avance que hicieron los musulmanes desde la Edad Media.
A su vez, el espíritu aventurero que caracterizó a los guerreros de las Cruzadas estaba arraigado en la mentalidad colectiva europea.
Así, los mitos sobre exóticos lugares inexplorados se sumaron a esta mentalidad y motivó a los europeos a aventurarse más allá de lo conocido.
Además, existieron condiciones tecnológicas que posibilitaron la expansión europea y que te invitamos a estudiar en las próximas páginas.
Avances tecnológicos
Hasta el siglo XV, la navegación europea se había limitado, en el sur, al mar Mediterráneo, y en el norte, al mar Báltico y mares circundantes a Inglaterra.
Salvo algunos casos excepcionales, como los emprendidos por los vikingos en el siglo X, los europeos no hacían viajes océano adentro.
Solo gracias a la incorporación de avances tecnológicos en la navegación y ante la necesidad de hallar nuevas rutas comerciales, los europeos empezaron la exploración en ultramar.
Producto del espíritu del Renacimiento y de la necesidad de mejorar el transporte en las actividades comerciales, en los siglos XIV y XV se adoptaron varios avances tecnológicos que hicieron posible la navegación en ultramar, como la brújula, el astrolabio y otros.
Las embarcaciones fueron fundamentales para facilitar la navegación en ultramar y, con ello, el comercio.
Los portugueses inventaron las carabelas, naves pequeñas que combinaban velas cuadradas y triangulares, y que permitieron la navegación rápida en cualquier época del año y a gran distancia de las costas.
Los naos eran embarcaciones de mayor tamaño que, pese a que no se maniobraban con la facilidad de las carabelas, permitían llevar mayor carga.
Mientras tanto, los galeones fueron inventados por los españoles en el siglo XVI para facilitar el comercio con América y combinaban la maniobrabilidad de la carabela con la capacidad de los naos.
El desarrollo de la cartografía permitió, por un lado, abandonar la idea de que la Tierra era plana y, por otro, remplazar los estudios cartográficos de Ptolomeo por mapas más exactos.
¿Qué consecuencias provocaron estos avances en navegación?
- En primer lugar: la navegación se hace más segura. Las naves transitan los océanos con instrumentos que les facilitan la ubicación, y se reduce así el número de embarcaciones pérdidas o rotas.
- En segundo lugar: los navegantes se atreven a emprender viajes a lugares más lejanos y con esto comienza a desaparecer una serie de mitos respecto al comportamiento de los océanos. Además, se confirma a través de la navegación que la Tierra es redonda y no plana, como se pensaba en aquella época.
- En tercer lugar: las mejoras en la navegación reducen las distancias, y permiten que las embarcaciones demoren menos tiempo en llegar a sus destinos.
Esto era importante porque su tamaño no permitía almacenar alimentos y enseres para un período muy largo.
Desde comienzos del siglo XV, varios reinos europeos estaban preparados para iniciar la expansión ultramarina, pero fueron los ubicados en la península ibérica los que estuvieron en mejores condiciones para lograrla.
Su privilegiada ubicación geográfica tuvo un peso significativo a la hora de tomar la decisión de buscar nuevos caminos marítimos para comerciar.
Los reinos ibéricos, situados en la zona donde el mar Mediterráneo se encuentra con el Atlántico, tienen un amplio litoral costero sobre este océano.
Los vientos alisios, que soplan desde Europa hacia América y viceversa, son propicios para la navegación hacia el oeste.
Además, esta zona constituía un paso obligado entre las rutas comerciales que unían Italia y Francia con las de los países del norte de Europa.
Por este motivo, los marinos de la península habían adquirido vastos conocimientos tanto en la navegación de las aguas tranquilas del mar Mediterráneo como en las tormentosas y profundas del mar del Norte y del mar Báltico.
En el siglo XIV, Portugal había logrado la unidad de su territorio bajo un reino cristiano, y a fines de ese siglo una dinastía portuguesa se convirtió en la cabeza de una monarquía muy estable.
En cuanto a España, dio un paso importante hacia la unificación territorial a mediados del siglo XV, cuando después de numerosos conflictos políticos se produjo el matrimonio de los herederos de los reinos de Castilla-León, Isabel, y de Aragón, Fernando.
Para el año 1492, los Reyes Católicos, como se los conoció, expulsaron a los musulmanes de Granada, el último territorio que les quedaba en la península ibérica.