EL MODELADO GLACIAR
Establecer un significado cierto, capaz de enmarcar a los cuerpos de hielo y nieve que cubren las distintas partes del planeta, no ha sido un ejercicio exento de polémicas y diferencias.
Si bien es cierto, la mayoría de puntos en desacuerdo hacen referencia a aspectos como el tamaño o la localización, existen puntos de vista en completa sincronía, especialmente aquellos que parten de la descripción de los elementos más visibles de los glaciares.
De esta manera, un camino efectivo para definir el significado de un glaciar puede ser la descripción de sus características más básicas.
Se puede definir el glaciar como una “masa de hielo en movimiento que incluye detritos rocosos y se caracteriza por el balance entre la alimentación (acumulación) y la fusión (ablación).
Como consecuencia de la dependencia directa de las condiciones atmosféricas, esa masa de hielo tiene un carácter dinámico, en el cual sus componentes y su funcionamiento cambian con el tiempo.
El hielo es un importante agente de transporte y morfogenético. El 10% de la superficie continental está cubierta de hielo (Antártida, Groelandia e islas árticas).
Fuera de estas regiones, se localizan masas de hielo e n las áreas más elevadas de las cordilleras terrestres, lo que supone un 0,3% de la superficie continental.
Lo anterior permite diferenciar dos ámbitos: uno de glaciares regionales o inlandsis y otro correspondiente a los glaciares de montaña.
La morfogénesis que se estudiará en los siguientes puntos estará referida a estos últimos
La formación del hielo glaciar
Partimos de la existencia de dos formas básicas de precipitación en la naturaleza: una sólida y otra líquida.
La precipitación líquida es la más común, presentándose como lluvia o llovizna; mientras que la precipitación sólida es producto de las alteraciones en la temperatura y en la dinámica atmosférica que pueden generar cambios de estado del agua, de líquido a sólido (congelamiento) y de gaseoso a sólido (sublimación inversa) evidenciándose estos procesos en la caída de granizo y de nieve sobre la superficie.
El primer paso para la formación de un glaciar es la caída de nieve. La nieve se compone de cristales de hielo entrelazados, con espacios ocupados por agua líquida y aire.
La precipitación en forma de copos de nieve se presenta una vez el tamaño de las asociaciones de los cristales de hielo genera una velocidad de caída más alta que la velocidad de los vientos ascendentes (Marangunic, 2008b).
La nieve se puede depositar permanentemente en la superficie si la temperatura está por debajo de los 0°C, condición que se cumple tanto en las zonas de mayores elevaciones como en las de altas latitudes.
En las zonas ecuatoriales e intertropicales, la temperatura media anual puede estar por debajo del punto de congelación en las altas montañas (Strahler, 1981).
Este fenómeno permite la existencia de zonas nevadas y de grandes glaciares en Suramérica y en África.
De esta manera, la nieve se deposita sobre la superficie una y otra vez, agregándose en forma de capas sobre el suelo o la roca.
Estas agregaciones se conocen con el nombre de mantos de nieve, y se componen de distintos estratos de múltiples grosores asociados a la intensidad de los diferentes momentos de precipitación sólida.
Es en este punto que ocurre el paso de nieve a hielo glaciar o sinterización.
Durante la sinterización, el peso de las capas de nieve depositadas durante temporadas de precipitación sólida va generando una compactación entre los cristales de hielo, reduciendo los espacios ocupados por el agua líquida y el aire.
A medida que ocurre este proceso, la nieve precipitada se transforma en nieve granular y neviza.
La neviza enterrada soporta el peso de la nieve que cae sucesivamente en la superficie, de tal manera que aumenta su densidad hasta convertirse propiamente en hielo glaciar que adquiere una tonalidad blanca a los pocos años, con tendencia hacia tonos azules a medida que pasa el tiempo.
El hielo acumulado durante cientos y miles de años es útil para identificar el comportamiento del clima en el pasado y pronosticar sus tendencias a futuro, gracias a que en él quedan atrapadas algunas burbujas de aire con el sello del clima de ese momento.
LA DINÁMICA GLACIAR
La formación de un glaciar requiere unas determinantes topoclimáticas muy precisas:
- Acumulación de nieve, lo que supone precipitaciones nivales en abundancia.
- Temperaturas bajas, especialmente en verano, que aseguren la permanencia de la nieve y no su completa fusión.
- Topografía plana que permita la acumulación nival.
La nieve al compactarse y recristalizarse se va convirtiendo en hielo, este proceso de criogénesis supone un aumento de densidad (desde 0,05 g/ cm3 de la nieve recién caída hasta los 0,9 g/ cm3 del hielo).
En las etapas intermedias, la nieve pasa por distintas fases: nieve vieja, neviza, hielo glaciar …. Los glaciares tienen un balance de masa y un movimiento, éste muy relacionado con el propio balance.
El balance glaciar
Un glaciar está sometido a un balance de masa resultado de una acumulación (entrada de masa) y una ablación o pérdida de la masa de hielo.
Según lo anterior, un glaciar puede crecer, mantenerse o desaparecer por pérdida de masa. A su vez, dentro de un glaciar se distinguen tres sectores y cada uno de ellos presenta un balance parcial diferente: positivo, negativo o neutro.
- Existe un área de acumulación en la que el balance es positivo, el glaciar gana masa.
- Una línea de equilibrio en la que el balance es neutro.
- Un área de ablación en la que el balance es negativo y el glaciar pierde masa.
El balance global del glaciar está en función de estos tres balances parciales.
El movimiento glaciar
El hielo fluye bajo la acción de la gravedad; este movimiento desencadena la actividad morfogenética del glaciar y una transferencia de masa desde el área de acumulación a la de ablación.
La velocidad de movimiento es muy variable dentro de los distintos sectores de un glaciar. En la superficie, es mayor en el centro que en las márgenes, debido al rozamiento del hielo con las paredes del valle.
En la dimensión vertical la velocidad es mayor en el centro de la masa que en el fondo o en la superficie.
El resultado de estas velocidades diferentes es la ad opción de la masa de hielo de una característica forma de lengua glaciar.
La deformación de la masa plástica del hielo da lugar a la aparición de grietas horizontales denominadas crevasses y otras de carácter vertical que dan lugar a pináculos y agujas de hielo que reciben el nombre de seracs.
La grieta que se forma entre la masa de hielo y la roca en la cabecera del glaciar, se denomina rimaya.
LAS FORMAS GENERADAS POR LA ACCIÓN DE LOS GLACIARES
Un glaciar posee mayor capacidad morfogenética cuanto mayor es su velocidad de desplazamiento. Un glaciar, al igual que los ríos, también erosiona, transporta y sedimenta.
Erosión glaciar
Los dos principales procesos erosivos son: la abrasión y la fracturación. La abrasión es la acción erosiva sobre el lecho rocoso por el que se desplaza el hielo.
Los materiales finos que arrastra el glaciar son los responsables de pulir y estriar el fondo rocoso. La fracturación está relacionada con el peso y la presión que ejerce la masa de hielo sobre el lecho.
Su mayor o menor eficacia está determinada por las características de la roca (dureza, grado de diaclasamien to, fracturación previa etc).
Transporte y sedimentación glaciar
El hielo es un gran agente de evacuación de material, tanto el retomado por su avance, como el adicionado desde otras fuentes de alimentación (avalanchas, viento, laderas, volcanes … ).
Los materiales son transportados en tres ambientes diferentes de la masa de hielo, supraglaciar (sobre la superficie), endoglaciar (en las partes internas de la masa de hielo) y subglaciar (en los niveles más profundos en con tacto con el lecho rocoso).
El material sedimentario transportado por un glaciar se denomina tillo tillita. Si la acumulación de material tiene expresión morfológica y de relieve se denomina morrena.
Las formas de relieve generadas por un glaciar son muy variadas, algunas de escasa trascendencia geomorfológica y otras, de mayores dimensiones, con gran presencia en el relieve.
Entre estas últimas hay que destacar las siguientes formas:
El circo glaciar
El retroceso de la pared final de un circo puede dejar relieves residuales de forma piramidal que se denominan boro.
El valle glaciar
El valle glaciar es la forma de mayores dimensiones y la más característica del relieve glaciar. Si el tiempo discurrido, desde la retirada del hielo, ha sido muy corto, el valle adopta una morfología en U.
Cuando el tiempo ha permitido actuar a otros procesos de sedimentación , el fondo cóncavo de la U es colmatado y aparece un valle en forma de artesa, con fondo plano.
Las morrenas
Las morrenas son formas acumulativas construidas a expensas de las tillitas o sedimentos glaciares. Se clasifican según su ubicación , así por ejemplo, en los ambientes supraglaciares, se distinguen las morrenas laterales que se forman en las márgenes de la masa helada en contacto con la pared del valle.
Cuando confluyen dos glaciares, las respectivas morrenas laterales (la izquierda de un glaciar y la derecha de otro) al unirse quedan en una ubicación central (en el medio de la superficie) del glaciar principal, esta morrena se denomina morrena central.
Otras formas mixtas (fluvioglaciares) son las que se generan en los frentes glaciares.
En estas áreas las aguas de fusión de los glaciares originan múltiples formas, en las que es difícil discernir donde empieza lo fluvial y lo glaciar.
Tipos de Glaciares
Glaciar alpino
Esta clase incluye a los glaciares más pequeños, los cuales se caracterizan por estar confinados en los valles montañosos: razón por la que se los denomina glaciares de valle O alpinos o de montaña, la tasa de alimentación de nieve es elevada y su velocidad también: 60m/ mes.
Casquete glaciar
Consiste en enormes capas de hielo que pueden cubrir una cadena montañosa o un volcán; su masa es menor que la presente en los glaciares continentales.
Estas formaciones cubren gran parte del archipiélago de las islas noruegas de Svalbard, en el Océano Glacial Ártico.
Glaciar de desbordamiento
Los casquetes glaciares alimentan glaciares de desbordamiento, lenguas de hielo que se extienden valle abajo lejos de los márgenes de esas masas de hielo más grandes.
Por lo general, los glaciares de desbordamiento son glaciares de valle, que se forman por el movimiento del hielo de un casquete glaciar desde regiones montañosas hasta el mar.
Glaciar de piedemonte
Los glaciares de piedemonte (o de pie de monte) ocupan tierras bajas, amplias en las bases de montañas escarpadas y se forman cuando dos o más glaciares alpinos surgen de las paredes de confinamiento de los valles de montañas y sus lenguas se unen.
El tamaño de los glaciares de piedemonte varía mucho: entre los más grandes se encuentra el glaciar Malaspina, que se extiende a lo largo de la costa sur de Alaska.
Abarca más de 5.000km² de la llanura costera plana situada al pie de la elevada cordillera San Elías.
Glaciar de Exhutorio (outlet glacier)
Morfológicamente, los glaciares efluentes ocupan depresiones del lecho glacial y valles encajonados.
Su flujo adopta características de corriente o colada de alta velocidad y rápidos movimientos, provocando acanaladuras y deformaciones en el hielo.
Glaciar continental de casquete
Los glaciares más grandes son los glaciares continentales de casquete: enormes masas de hielo que no son afectadas por el paisaje y se extienden por toda la superficie, excepto en los márgenes, donde su espesor es más delgado