
EL GÉNERO LÍRICO
Es natural en el ser humano la necesidad de exteriorizar sus sentimientos mediante la palabra y una de las formas de hacerlo es mediante la poesía. Por eso, encontramos poesía en todas las culturas y en todas las épocas de la historia de la humanidad.
Los poemas pueden expresar los diversos momentos y situaciones del mundo emocional de una persona: la dicha de amar; el sufrimiento causado por el amor perdido o no correspondido; la nostalgia, las ilusiones y expectativas frente a la vida; el dolor frente a una tragedia o a las injusticias, etc.
Todo esto constituye el motivo lírico, es decir, el tema sobre el cual trata la obra poética. El motivo lírico corresponde a las ideas o conceptos que están presentes en un poema.
Elementos del género lírico
Además del motivo lírico, las obras poéticas se distinguen por otros elementos que les dan su carácter particular: el hablante lírico, el objeto lírico y la actitud lírica.
En un poema, quien expresa los sentimientos con respecto al tema que trata es el hablante lírico. Este es el ser creado por el o la poeta y que expresa los sentimientos de este con respecto a un objeto lírico.
Puede ser una persona en concreto, por ejemplo, una madre, un hombre enamorado, un anciano…, o solamente una voz que narra o sabe lo que ocurre, similar al narrador omnisciente de una novela.
El objeto lírico es el ser, objeto o situación que inspira los sentimientos que expresa el poeta en su obra a través del hablante lírico. La actitud lírica se refiere a la forma como el hablante lírico muestra la realidad y expresa sus sentimientos. Puede ser:
Actitud enunciativa: el hablante lírico narra lo que le ocurre al objeto lírico. Es una forma de expresión más objetiva. Está escrita en primera o en tercera persona (“yo”, “él”, “ella” o expresión impersonal).
Actitud apostrófica o apelativa: el hablante lírico se dirige directamente al objeto lírico, generalmente una persona, sea para plantearle algo, para demandarle una respuesta o para dialogar con ella. Está escrita en segunda persona (“tú”).
Actitud carmínica o “de la canción”: el hablante lírico expresa su propio mundo interno, sus sentimientos más íntimos. Es una expresión muy subjetiva. Está escrita siempre en primera persona (“yo”).