LA GUERRA
La guerra ha sido una constante histórica en el desarrollo de todas las sociedades humanas, es la forma de conflicto sociopolítico más grave entre dos o más grupos humanos, es quizá una de las más antiguas de todas las relaciones internacionales, aunque se convierte en un fenómeno particular con el comienzo de las civilizaciones.
Supone el enfrentamiento organizado de grupos humanos armados, con el propósito de controlar recursos naturales o humanos, o el desarme, sometimiento y, en su caso, destrucción del enemigo.
Se produce por múltiples causas, entre las que suelen estar el mantenimiento o el cambio de relaciones de poder, dirimir disputas económicas o territoriales.
Las causas de la guerra
Las causas de la guerra pueden variar enormemente, dependiendo del contexto social, político, económico y cultural en que se producen, así como de los involucrados y su historia particular.
Usualmente no existe una única motivación para la guerra, sino un conjunto de ellas y de variables contextuales, dado que la guerra es un asunto complejo.
En la antigüedad, las guerras solían iniciarse por motivos de expansión territorial (es decir, por adueñarse de tierras cultivables o recursos económicos), como las guerras de conquista que el Imperio Romano desató a su alrededor en Europa, África y Asia.
Muchas de ellas a menudo estaban envueltas en consideraciones religiosas o enfrentamientos culturales profundos, como fueron las numerosas cruzadas que la Iglesia Católica a cargo del Sacro Imperio Romano desataría luego contra los reinos árabes, contra los paganos, o por la reconquista de Jerusalén, ciudad tenida como sagrada en esa religión.
Otras guerras fueron detonadas por disputas internas de una nación, de la cual algún conjunto de territorios deseaban independizarse y formar una nación aparte, como las Guerras de Independencia Americanas, que cortaron el vínculo político y económico respecto a Europa.
Esto último también ocurre cuando dos o más facciones políticas se disputan la conducción de una nación, lo cual conduce a una guerra civil, como es el caso del conflicto nicaragüense durante el sandinismo.
Tipos de guerra
El horror de la guerra radica en que es una práctica social donde la fuerza es utilizada por los seres humanos y contra los seres humanos, entendiendo a éstos en su calidad de miembros de un Estado, es decir de personas que participan en la guerra por lealtad u obligación, y no como individuos que ejercen su libre albedrío sobre sus empresas y actividades.
A lo largo de la historia han existido diversos tipos de guerra, como la guerra ofensiva, la que surge de actos que por su índole promueven el conflicto militar, la defensiva, que tiene por objeto reprimir una ofensa o rechazar una provocación, de insurrección, cuando una parte de un Estado acude a las armas para proclamarse autónoma, de revolución.
Se aspira a cambiar el sistema de gobierno existente y de independencia, que se genera cuando una nación dominada por otra extranjera trata de sacudirse el yugo.
Atendiendo a los propósitos de sus participantes y al contexto de sus bandos enfrentados, podemos hablar de:
- Guerras santas. Aquellas que convoca una iglesia o un representante religioso, amparándose en tradiciones ancestrales de lucha por la supervivencia de una religión sobre otras, o de una cultura sobre otras, lo cual lleva a considerarse a sí misma como la única legítima y verdadera, y a todos los demás como infieles y pecadores.
- Guerras civiles. Las que se disputan dos o más bandos políticos y/o sociales o raciales dentro de un mismo país, por controlar la dirección de las instituciones o imponer un modelo sociopolítico por encima de otro. En este caso, los combatientes no suelen ser estrictamente militares, sino que se involucra a casi toda la población en el enfrentamiento.
- Guerra de guerrillas. Conflictos en los que un contendor (usualmente una fuerza de ocupación) es desproporcionadamente superior a la otra, y esta última acude a tácticas de enfrentamiento breve y retirada rápida, dado que no puede hacer frente frontalmente a su enemigo.
- Guerra total. Se emplea este nombre para los conflictos en los que las naciones involucradas movilizan hasta el último de sus recursos disponibles para enfrentar y vencer al enemigo. No debe confundirse con el concepto de “guerra absoluta” de von Clausewitz.
- Guerra nuclear. Surgida sólo a partir del siglo XX y el desarrollo de las armas atómicas de destrucción masiva, representan un peligro incluso para la vida misma del planeta, ya que las bombas atómicas podrían arrasar con ciudades y regiones enteras. Nunca ha habido una, por suerte, porque podría significar el fin de la humanidad.
El derecho internacional humanitario
Ante la imposibilidad de evitar la guerra, la inteligencia humana ha contribuido con su creatividad a hacer más sofisticados y crueles los métodos de guerra como lo han sido las bombas atómicas implementadas en la II guerra mundial, pero también los seres humanos han buscado mecanismos para ponerle límites y moderar sus consecuencias a través de la historia.
Los conflictos armados son tan antiguos como la humanidad misma. En la guerra siempre existieron las prácticas consuetudinarias, pero los Estados empezaron a formular normas internacionales destinadas a limitar los efectos de los conflictos armados por razones humanitarias sólo en los últimos 150 años
Toda la normatividad del DIH sigue las siguientes reglas básicas:
- Humanidad. La interpretación de las normas del DIH estará guiada por la norma más protectora de la persona humana, y se dará prioridad al respeto de las personas sobre las necesidades militares.
- Proporcionalidad. El uso de la fuerza debe ser el estrictamente necesario para obtener una ventaja militar, sin causar daños ni sufrimientos excesivos.
- Distinción. Las partes en conflicto deben distinguir en todo momento entre la población y los bienes civiles y los combatientes, y sólo pueden dirigir sus operaciones contra los objetivos militares.
- Utilización de medios y métodos lícitos. Los combatientes deben emplear medios (armas) y métodos (tácticas y estrategias) con el objetivo de debilitar las fuerzas adversarias.
- No reciprocidad. La violación de las normas humanitarias por un bando, no da el derecho a la contraparte para también violarlas.
El derecho internacional humanitario se fundamenta en dos principios: limitar la fuerza que emplean los participantes en las hostilidades y diferenciar entre combatientes y no combatientes. El fin último del DIH “es hacer más humanitaria la guerra y menos militarizada la paz”.
A través de la historia contemporánea, en especial con el inicio de la globalización, se ha visto la necesidad de realizar convenios y tratados entre los diferentes países en el mundo para apoyarse en ámbitos económicos, políticos y sociales.
Los Convenios y sus Protocolos
Los Convenios y sus Protocolos establecen que se debe tomar medidas para prevenir o poner fin a cualquier infracción de dichos instrumentos. Contienen normas estrictas en relación con las llamadas “infracciones graves”.
Uno de los convenios más importantes surgidos después de la Segunda Guerra Mundial son los Convenios de Ginebra y sus protocolos, que son la piedra angular del derecho internacional humanitario, es decir el conjunto de normas jurídicas que regulan las formas en que se pueden librar los conflictos armados y que intentan limitar los efectos de éstos.
Algunos de los convenios de Ginebra más importante son: el que protege, durante la guerra, a los heridos y los enfermos de las fuerzas armadas en campaña, el que protege, durante la guerra, a los heridos, los enfermos y los náufragos de las fuerzas armadas en el mar, el que protege a las personas civiles, incluso en los territorios ocupados, entre otros.
Los tratados internacionales son acuerdos escritos entre ciertos sujetos de Derecho internacional. Como acuerdo, implica siempre que sean, como mínimo, dos personas jurídicas internacionales quienes concluyan un tratado internacional.
Por ejemplo los gobernantes de cada país se reúnen para ponerse de acuerdo con sus límites de países para no tener problemas con sus territorios.
Por lo tanto los convenios y los tratados comerciales son de vital importancia para el buen desarrollo de nuestra sociedad globalizada.