Hacia una definición de cultura
En 1871, el antropólogo E. B. Tylor define el concepto de cultura como «un conjunto complejo que incluye conocimientos, creencias, arte, moral, derecho, costumbres y otras capacidades o hábitos adquiridos por el ser humano como miembro de una sociedad».
Sin embargo, no todos los antropólogos aceptaron esta definición relativamente moderna.
Tanto es así, que hasta no hace mucho se consideraba cultura al conjunto de actividades que los ciudadanos de la alta sociedad realizaban en su tiempo de ocio (ópera, ballet o visita a museos, por ejemplo).
De todas formas, los antropólogos culturales han dejado claro que el término debe incluir el «conjunto complejo» de elementos que menciona Tylor, además del folclore popular propio de una región, la moda casual o actividades como ir a un concierto.
El filósofo español Jesús Mosterín aporta otra definición de este concepto que merece la pena apuntar. Para este pensador, la cultura es fundamentalmente «información transmitida entre animales de la misma especie por aprendizaje social».
Mosterín explica que, frente a la información genética proporcionada por los genes, estaría la información memética que proporcionan los memes.
Un meme sería cada unidad de información cultural que se transmite siguiendo un proceso similar al de los genes en la naturaleza.
Después de entender que han existido distintas perspectivas a la hora de definir lo que es cultura, quizás convenga recurrir a la etimología de la palabra.
Cultura e instinto en el animal
Si observamos el comportamiento de un animal dentro de su hábitat, descubriremos que a lo largo de la evolución ha desarrollado un sistema de instintos.
Precisamente estos instintos son los que aseguran su supervivencia y le permiten tener una respuesta adecuada para cada estímulo que recibe.
Por tanto, ante un peligro, un animal responde de manera inmediata con una respuesta específica programada de antemano.
En conclusión, podemos afirmar que la conducta animal es instintiva. Y no sólo, pues si la conducta animal es instintiva, de ello se deduce que es también predecible, puesto que no varía.
Ante un mismo estímulo, el animal dará siempre la misma respuesta, ya que esa respuesta forma parte de su naturaleza y está en sus genes. Por tanto, la conducta animal es, además, hereditaria y común a todos los individuos de esa especie.
Hemos visto que el comportamiento del animal está programado en su código genético. Es por ello que un animal joven y sin experiencia responde ante situaciones nuevas con un acto instintivo que nunca había visto antes.
Pero no sólo nace ya con esa capacidad, sino con una anatomía especialmente diseñada para ejecutar con éxito esas respuestas automáticas.
Así, el pájaro tiene alas que le permiten volar y un instinto que le indica cómo hacerlo, mientras que los peces están dotados de aletas y branquias y nadan sin necesidad de aprender a hacerlo.
En conclusión, el instinto y la anatomía son determinantes. Sin embargo, es evidente que en el mundo animal hay muchas especies distintas con capacidades muy dispares entre sí.
La experimentación o la imitación
De hecho, muchos animales son capaces de desarrollar conductas adquiridas mediante la experimentación o la imitación.
La actitud abierta a la experiencia es una característica propia de los ejemplares más jóvenes. Gracias a ella, en algunas especies estos individuos introducen innovaciones y nuevos aprendizajes.
Este hecho es admitido por todos, pero existen discrepancias a la hora de aceptar que se trata de un caso de transmisión cultural.
Así, al referirse a la cultura en el animal, hay quien prefiere hablar de «protocultura», de modo que quede clara la gran diferencia de grado que existe con respecto a la cultura humana.
Esta apertura a la experiencia propia de los miembros más jóvenes se pierde al llegar a la madurez. Una vez que se ha adaptado a su medio, el animal no necesita realizar más aprendizajes y pierde esa capacidad que, además, no todos poseen.
De hecho, algunos animales nacen ya totalmente programados por sus genes, con comportamientos complejos y muy eficientes, para responder a las necesidades que presenta su medio. Por este motivo se dice que el animal vive en un mundo cerrado.